No hagas todo lo que puedas,
no gastes todo lo que tengas,
no comentes todo lo que oigas,
no digas todo lo que sepas.
Porque el que hace todo lo que puede,
el que gasta todo lo que tiene,
el que comenta todo lo que oye
y el que dice todo lo que sabe,
muchas veces, hace lo que puede, gasta lo que no tiene, comenta lo que no oye y dice lo que no sabe.
Ve plácidamente entre el ruido y la prisa; recuerda que la paz puede hallarse en el silencio.
Escucha atentamente tanto al sabio como al necio; ambos tienen una vida que contar.
Ama tu trabajo: es el tesoro del alma.
No juzgues jamás al hombre por sus respuestas, prueba a hacerlo por sus preguntas.
Vive en paz con Dios, no importa cómo te lo imagines.
Alégrate tanto de tus éxitos como de tus fracasos, de ambos siempre aprenderás una gran lección.
Fíjate atentamente en cuantos te rodean, seguro que descubrirás a un ser humano en el interior de cada uno de ellos.
Mira siempre a los ojos de la gente, de seguro no eres ni más ni menos que ninguno.
Vive y deja vivir.
Lo más importante no es aprender a subir al cielo, es saber caminar sobre él.